domingo, 10 de noviembre de 2013

Hágase la Luz 12



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Fue entonces, cuando al parecer, decidieron jugarse la última carta para callarme de una vez y por todas; y en mayo del 2002 me citaron a la Estación de la Policía de mi pueblo natal, Abreus, donde me dieron a conocer que se me había iniciado un Expediente de Fase Preparatoria por Denuncia No. 152-20 por el Delito de Desacato.

Me instruyeron que desde el año 1997 y hasta la fecha, después de la aplicación en 1996 del Decreto Ley 164 a mi esposa, yo había expresado ofensas e insultos hacia diferentes fiscales, como al Vice Fiscal General Lic. Rafael Pino Bécquer, Jefe de la dirección de ayudantía, y a otros fiscales a los que había llamado corruptos. Igual que a Luis Pablo Ibáñez Silva, Fiscal Jefe Provincial al que llamé inmoral; y a la respuesta de Francisco Javier Fernández Guerra, Director de Ayudantía la había calificado como encubridora y su actuación prepotente y cínica; llamándolo mentiroso al igual que al Lic. Rafael Pino Bécquer (actual Vice Fiscal General y Representante de Cuba ante la Comisión de los Derechos Humanos de Las Naciones Unidas).

Primeramente fui ingenuo, no lo niego, pensé que había conseguido lo que tanto yo había intentado; provocar un juicio público donde yo pudiera con pruebas irrefutables demostrar la injusticia notoria de que había sido víctima mi familia y del proceder viciado e ilícito de varios funcionarios durante el largo y dilatado proceso legal (o Ilegal, en Cuba la diferencia la determina la "Voluntad Política"). Yo estaba casi seguro de poder ganar semejante juicio. Y la primera prueba a mi favor era el largo período de tiempo que ellos habían dejado pasar para acusarme, a pesar de mis constantes emplazamientos en cada nueva queja, y sin ni siquiera haberle dado curso a la Acusación contra el Fiscal General de la República, de noviembre, 2001.




                            
                                  Continúa...

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