El
trabajo “voluntario” en Cuba era en la práctica obligatorio, como lo era
pertenecer a las organizaciones de masas diseñadas por ellos y para el bien de
ellos, o ir a pelear a Angola, o aceptar un cargo político, o un determinado
trabajo, o tarea que diseñaran para “su conveniencia”. Pues la negación a sus
designios conllevaba inexorablemente, a la corta, a la larga o a ambas una
contundente represalia. Represalia que en una isla unipartidista, dictatorial,
y con un gran número de prohibiciones, restricciones y limitaciones,
permitirían comprender la pasividad, indiferencia, tolerancia y doble moral de
todos los cubanos.
Continúa...
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