Continuación...Quinta Parte Entrada 4
A los
doce años de edad, cuando inicié mis estudios Secundarios, comencé a dudar del
carácter gratuito de la educación, pregonado por el gobierno. Todos los
domingos debíamos realizar trabajo voluntario en la agricultura para ir ganando
puntos para merecer las futuras becas, y una vez cada año de secundaria me vi
obligado a permanecer internado durante 45 días en la llamada Escuela al Campo,
con la única finalidad de trabajar en actividades agrícolas, en parajes
apartados, y en barracas que no cumplían las más elementales normas para la
vida cotidiana. Los que no cumplíamos con este requisito no podíamos continuar
nuestros estudios. Sin embargo, cuando en 1969 solicité una beca para hacerme
intérprete de idioma inglés, tuve que conformarme con estudiar para profesor de
inglés, pues a pesar de mis buenas notas en general y haber sido monitor de
inglés en los dos últimos años de secundaria básica, al parecer mi integración
revolucionaria no era convincente para relacionarme con extranjeros durante la
labor de interpretación; entre otras cosas, quizás, porque me gustaban Los
Beatles con John Lennon, mucho antes de que se colocara una estatua en su honor
en la calle 17 del Vedado, en Ciudad de la Habana. O quizás porque era hijo del
dueño de un pequeño bar, expropiado sin la debida indemnización.
Continúa...