Continuación...Quinta Parte Entrada 7
En mi 1er año de
graduado cursé el 3er y último año docente de la Carrera superior de Inglés y el
1ro de Septiembre de 1974 me otorgaron el Carnet de Miembro de la Unión de
Jóvenes Comunistas. Claro, en aquella época, yo había tardado mucho en ser
comprometido a pertenecer a dicha organización. Tuvieron en cuenta para
semejante “distinción” el hecho de que durante los dos primeros años de mi
carrera mis compañeros me había elegido delegado de mi grupo y monitor; así
como que había participado en todas las movilizaciones “voluntarias” para la
agricultura, que reconozco que no fueron pocas; además había realizado todas
las guardias de la Defensa Civil que con un rifle debíamos hacer todos los
meses en diferentes puntos de importancia en la Universidad. Igualmente contó
el hecho de haber sido seleccionado como alumno ayudante el tercer y cuarto año
de mi carrera, por mis notas sobresalientes, así como por mi conducta y
disciplina, impartiendo mis clases con calidad y sin ningún señalamiento
negativo. En la Emulación Socialista, instrumento de incitación y control a las
actividades convocadas por el gobierno, obtuve todos las distinciones otorgados
durante los cuatro años de carrera. A partir de entonces, de mis escasos 136
pesos de salario al mes debía deducir algo para la cotización mensual, y de mi
escaso tiempo libre, de igual forma debía sacar unas cuantas horas para las
reuniones y actividades de la organización comunista, a cambio no sólo
garantizaría mi permanencia en la Educación Superior, sino que los pocos
beneficios que podrían surgir serían priorizados para la militancia. Lógico, de
otra forma pocos cubanos hubieran sido militantes. Y sólo pondré un ejemplo;
para comprar un reloj ruso de pulsera, primero debía ser elegido en una
asamblea de trabajadores.
Continúa...