Continuación...Quinta Parte Entrada 14
Ahora la Fiscalía se
había tornado agresiva y su acusación de Desacato, no era otra cosa que un evidente
plan que perseguía mi encarcelamiento y posterior aniquilación, pues no sólo
había desafiado al Régimen durante 6 años, sino que me había atrevido a acusar
al Fiscal General de la República, General Juan Escalona Regueira; y al pedir
disculpas para poder sobrevivir e intentar contraatacar después con más fuerza
y desde una posición menos vulnerable, como es el territorio cubano para los
que no acatan los designios de los Castros y su camarilla; lo único que había
logrado era un Sobreseimiento Provisional del Trámite de la Denuncia contra mí,
lo que implicaba que a la menor actividad disidente de mi parte que ellos
detectaran me reabrirían el expediente e iría a parar a prisión con una segura
muerte planificada y ejecutada allí, pues no sería ni el primero ni el último
de estos casos. Pero el Caso que yo había logrado configurar, bien valía la
pena cuidar, aunque ello conllevara una aparente tregua necesaria. Y digo
Aparente tregua, porque a partir de Julio del 2002, mi actividad contra el
régimen se intensificó clandestinamente en cuatro líneas principales y bien
concebidas y ejecutadas: En 1er lugar, decidí no trabajar más para la dictadura,
como muestra de mi descontento, y evitar igualmente cualquier trampa que me
pudieran fraguar para llevarme a juicio y luego a prisión. En 2do lugar, me di
a la tarea de recopilar cuidadosamente toda la información que tenía del caso,
que no era poca, organizarla, digitalizarla, clasificarla, ordenarla
cronológicamente, sacarles copias, esconderlas, custodiarlas, estudiarlas una
por una a fondo; buscar toda la literatura legal necesaria para soportar el caso,
digitalizarla, organizarla, estudiarla, tomar notas, escribir varios resúmenes
con vistas a la posible publicación de la Denuncia en el exterior, traducirlos
al inglés para ampliar la cobertura divulgativa; y sobre todo, mantener la más
estricta discreción de lo que estaba realizando, al extremo de no compartirlo
con nadie, ni siquiera con mi esposa e hijos. Se trataba de ser lo
suficientemente responsable y no permitir que una denuncia tan bien documentada
pudiera caer en manos de la Seguridad del Estado Cubano y perder la oportunidad
de verter un poco más de luz en la Historia no contada del régimen de los
Castros.
Continúa...
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