Continuación...Sexta Parte Extraordinaria Entrada 81
Los Castros continúan sus improvisados
experimentos, y ante la situación insostenible en Venezuela su
Asamblea Nacional del Popular ha aprobado
recientemente por unanimidad, como todos los bandazos Castristas en Cuba, la
Ley de Inversiones Extranjeras. El régimen
cubano ha diseñado la ley a su voluntad para afrontar el despliegue del capital
internacional y sus implicaciones políticas y consecuencias sociales. Por ello,
no habrá libre contratación de la fuerza de trabajo, sino que se mantendrá la
figura de la agencia empleadora; garantizando así un despliegue total de sus fuerzas
de espionaje y control del funcionamiento de las empresas con posibles fines de
chantaje y extorsión. Su marco regulatorio prevé la intervención de los
Tribunales Nacionales de Cuba (Controlados por los Castros) en la solución de
conflictos. Además, los Castros han limitado las actividades que se
promoverán, al desarrollo de la infraestructura industrial, la generación
eléctrica y la producción agrícola; excluyendo los sectores de la salud y la
educación (Sería aceptar su deterioro actual); las instituciones armadas y los
medios de comunicación (controlados totalmente por los Castros, y en función de
los Castros). Y luego, tienen también a su favor la
valoración caso a caso de los proyectos, que aprobarán según su conveniencia y
concesiones hechas por los inversores. Y ¿qué garantías tendrán los inversores
por su parte? Ninguna. Además de afrontar la real inestabilidad política,
económica y social reinante en Cuba y su principal socio, Venezuela; tendrán
que desafiar las sanciones establecidas por las leyes Torricelli y Helms Burton,
y arriesgarse a realizar dudosos e
inseguros negocios con el enemigo número UNO del Capitalismo, y sus leyes
económicas; que aunque las aceptan irremediablemente, la práctica hasta ahora
ha mostrado su irrespeto por la propiedad privada, los contratos y pactos
internacionales, las deudas, las ganancias, la calidad del trabajo y los
servicios y la transparencia de la información. De una cosa
pueden estar seguros los inversores; todos tendrán un expediente investigativo abierto,
con sus comunicaciones y sus vidas espiadas inescrupulosamente por los órganos
de la Seguridad del Estado Cubano. Recuerden que el régimen cubano conoce los riesgos
socio-políticos de la inversión extranjera en la isla, y por ello ha concebido su
funcionamiento a su conveniencia para confrontarlo y combatirlo. En fin, ¿Vale
la pena la inversión? La respuesta es NO. Apoyar al decadente régimen de los Castros,
en la coyuntura socio-político-económico actual, es un mal negocio, que más
temprano que tarde está condenado al fracaso, como tantos otros planes
emprendidos por estos Dictadores a lo largo de sus 55 años de amarga historia. Continúa...
No hay comentarios:
Publicar un comentario