jueves, 10 de abril de 2014

Hágase la Luz Sexta Parte Extraordinaria 81

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Los Castros continúan sus improvisados experimentos, y ante la situación insostenible en Venezuela su Asamblea Nacional del Popular ha aprobado recientemente por unanimidad, como todos los bandazos Castristas en Cuba, la Ley de Inversiones Extranjeras. El régimen cubano ha diseñado la ley a su voluntad para afrontar el despliegue del capital internacional y sus implicaciones políticas y consecuencias sociales. Por ello, no habrá libre contratación de la fuerza de trabajo, sino que se mantendrá la figura de la agencia empleadora; garantizando así un despliegue total de sus fuerzas de espionaje y control del funcionamiento de las empresas con posibles fines de chantaje y extorsión. Su marco regulatorio prevé la intervención de los Tribunales Nacionales de Cuba (Controlados por los Castros) en la solución de conflictos. Además, los Castros han limitado las actividades que se promoverán, al desarrollo de la infraestructura industrial, la generación eléctrica y la producción agrícola; excluyendo los sectores de la salud y la educación (Sería aceptar su deterioro actual); las instituciones armadas y los medios de comunicación (controlados totalmente por los Castros, y en función de los Castros). Y luego, tienen también a su favor la valoración caso a caso de los proyectos, que aprobarán según su conveniencia y concesiones hechas por los inversores. Y ¿qué garantías tendrán los inversores por su parte? Ninguna. Además de afrontar la real inestabilidad política, económica y social reinante en Cuba y su principal socio, Venezuela; tendrán que desafiar las sanciones establecidas por las leyes Torricelli y Helms Burton, y  arriesgarse a realizar dudosos e inseguros negocios con el enemigo número UNO del Capitalismo, y sus leyes económicas; que aunque las aceptan irremediablemente, la práctica hasta ahora ha mostrado su irrespeto por la propiedad privada, los contratos y pactos internacionales, las deudas, las ganancias, la calidad del trabajo y los servicios y la transparencia de la información. De una cosa pueden estar seguros los inversores; todos tendrán un expediente investigativo abierto, con sus comunicaciones y sus vidas espiadas inescrupulosamente por los órganos de la Seguridad del Estado Cubano. Recuerden que el régimen cubano conoce los riesgos socio-políticos de la inversión extranjera en la isla, y por ello ha concebido su funcionamiento a su conveniencia para confrontarlo y combatirlo. En fin, ¿Vale la pena la inversión? La respuesta es NO. Apoyar al decadente régimen de los Castros, en la coyuntura socio-político-económico actual, es un mal negocio, que más temprano que tarde está condenado al fracaso, como tantos otros planes emprendidos por estos Dictadores a lo largo de sus 55 años de amarga historia.          Continúa...

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