viernes, 11 de julio de 2014

Hágase la Luz Sexta Parte Extraordinaria 124

El Cariasmático Comandante en Jefe. En varias ocasiones he escuchado o leido a alguno que otro referirse al dictador Fidel Castro como Carismático. Y en verdad se me ha ocurrido pensar que quizás quieran decir "Cariasmático". Pues cara de asmático tiene, pero, ¿puede un dictador de cuestionable oscuro carisma ser llamado carismático? El carisma es la capacidad de ciertas personas de motivar y suscitar la admiración de sus seguidores gracias a una supuesta cualidad de “magnetismo personal”. Cualidad o don que tiene una persona para atraer a los demás por su presencia o su forma de hablar. Si es cierto que Castro ha sido una figura controversial. Llegó al poder tras la huída de Batista el 1 de enero de 1959; y a partir de entonces se dio a la tarea de construir la dinastía Castrense; lo cual implicó la desaparición del Comandante del Pueblo Camilo Cienfuegos, y más tarde el destierro del Comandante Ernesto Che Guevara. Su oscuro carisma se edificó sobre la base de una dictadura totalitaria, con un solo partido, el Comunista; la centralización del poder en su persona, con horas de discursos, en inauguración de cuanta obra se construyera sin importar el ministerio a que perteneciera. El carismático consigue ser el centro de atención en cualquier reunión social, sin grandes alardes ni aspavientos, simplemente a través de su mera presencia. Fidel se hizo el centro de toda la vida política, social y económica de Cuba por decreto. Todo se planificó y se legisló con ese objetivo: Fidel y sólo Fidel; un ególatra más que una persona carismática. Y cuando de errores se ha tratado, abundantes en sus casi 50 años de dictadura, siempre optó por sacrificar un chivo expiatorio para que su imagen quedara inmaculada. Fidel ha pecado de falso profeta, de pacifista de verde olivo y pistola, ha sido un facineroso que en vez de haber ganado el amor de su pueblo, sólo logró conseguir su simulación y doble moral. Fidel ha engañado a los cubanos y los ha llevado a la ruina, oprimiéndolos y violándoles sus más elementales derechos constitucionales y humanos. Y cuando finalmente ha visto el fin de su utópica ideología ha pretendido perpetuarla a través del secuestro de la Constitución de la República.

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