La
comunidad cubana necesita más que nunca buscar una coincidencia en su
pensamiento y postura en relación a nuestra expatriación y consecuente
transculturación, pues en fin de cuentas todos somos víctimas, concientes o no,
de los Castros y su fracasado sistema Socialista. No es posible ocultar el
trasfondo político de los casi 3 millones de emigrantes cubanos. En primer
lugar, desde la instauración del sistema socialista totalitario el régimen
politizó toda la vida de los cubanos, prohibiendo cualquier tipo de relación
entre los primeros cubanos que emigraron principalmente a los Estados Unidos, y
los familiares que quedaban en Cuba; rompiendo así sus vínculos familiares y
afectivos. Llamaban a quienes disentían de la nueva línea política,
"desafectos", "apátridas", "traidores",
"gusanos", "escoria" "mercenarios", etcétera; y
quienes violaban sus medidas secesionistas quedaban a merced de represalias y
discriminaciones que arrastrarían de por vida, obligándolos igualmente al
exilio. En segundo lugar, ellos reconocen el carácter político de esta
emigración cuando prohíben a militares y funcionarios de diferentes niveles la
relación con todos los cubanos-estadounidenses; y espían y controlan a los
emigrantes cubanos de otros países. Y es que en realidad hasta los que se
autodenominan emigrantes económicos representan un problema político para los
Castros. Primero, porque cuando ellos salieron de Cuba, sin importar la razón
expuesta evadiendo la ira revanchista de los Castros y sus secuaces, lo
hicieron ante el fracaso económico del régimen y la pérdida de toda esperanza
en un futuro mejor en la isla; y sus números en el exilio denuncian el fracaso
del socialismo totalitario como sistema político social, tanto como lo
denuncian los ex-presos políticos o los disidentes y opositores. Segundo,
porque cuando los emigrantes mandan dinero a sus familiares o los visitan en la isla,
llevan el mensaje del éxito que han tenido en apenas unos pocos años de trabajo,
y con mucha más libertad, pasándole la factura del alto precio
político-ideológico que los Castros tienen que pagar por dichas remesas. La
situación de las familias que han trabajado toda su vida para el régimen, y de
las familias que algunos de sus miembros han tenido que marcharse en
arriesgadas misiones a otros países como profesionales, explotados por el
régimen que no sólo se apropia de la mayor parte de sus salarios, sino que les
congela inescrupulosamente la exigua parte que les asigna, para evitar que
deserten; contrasta negativamente con las familias que reciben remesas del
exilio. El mensaje que los cubanos-estadounidenses transmiten al visitar la
isla o enviar sus remesas ha sido tan fuerte y claro, que yo recuerdo que en
Cuba se acuñó un refrán que decía: "Cambio cinco tíos internacionalistas
por uno en la comunidad"; y eso también es una realidad. Pero además, la
vida de lujo de los Castros y sus secuaces está garantizada con o sin esas
remesas. Ellos han vivido igual de bien en todas las épocas, incluyendo el
período especial. Y en cuanto a que las remesas ayudan a mantener al régimen,
eso tampoco es sostenible. Entre lo que se despilfarra por mala planificación y
control; y lo que se roban todos los funcionarios y empleados públicos y
políticos, el país se auto consume estrepitosamente a una velocidad que sólo el
secretismo, la censura y el engaño parecen demorar. Reconozco que éste es un
tema polémico y asumo el debate respetuoso y constructivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario