La década del 80 dio muestras del desprestigio de los Castros. En
1980 alrededor de 10,800 cubanos entraron en la embajada de Perú en La Habana por
Asilo político; a lo que siguió una crisis interna que trajo como resultado el
conocido éxodo de Mariel, en el que abandonaron la isla por mar, rumbo a Estados
Unidos, unos 125 mil cubanos. Luego, en 1987 ocurrieron una serie de
deserciones de altos oficiales de los Servicios de Inteligencia de Cuba, destacándose
la del mayor Florentino Azpillaga, cuyas revelaciones sobre espías cubanos en
el servicio diplomático y otras esferas pusieron en jaque al régimen cubano.
Ese mismo año desertó hacia Estados Unidos en un avión militar el general Rafael
del Pino, alto jefe de la Fuerza Aérea Cubana; cuya decisión, según el propio
General, demostró que todavía existían altos oficiales de las FAR que
rechazaban la dictadura, y que a pesar de los privilegios de que disponían los de
más alto rango, la aparente cohesión que proclamaba la tiranía era ficticia.
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