En el
2011 la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional acusó al
gobierno de Raúl Castro de haber incrementado la represión contra los
disidentes. En el mes de agosto, fueron fuertemente reprimidas las
manifestaciones de protesta del grupo opositor «Las Damas de Blanco», en La
Habana y en Santiago de Cuba. Tras los sucesos, dos representantes de la
organización disidente fueron recibidas por el secretario del cardenal Ortega,
Ramón Suárez, y por el portavoz del arzobispado de La Habana, Orlando Márquez.
El 5 de septiembre la arquidiócesis hacía pública una declaración manifestando
que «la violencia de cualquier tipo, aplicada a personas indefensas no tiene
ninguna justificación» (Arquidiócesis de La Habana 2011). El 18 de octubre de
ese año, mi hija de 22 años, Ivis Prieto, fue sancionada a separación de su
Centro de Trabajo en Cuba, por ausentarse por enfermedad, a apenas 26 días de
haber comenzado a trabajar y pagar sus 2 años de Servicio Social, presuntamente
como represalia política. A partir de ese momento mi hija decidió, con nuestro
respaldo, no trabajar nunca más para el régimen. Este incidente lo acredité
debidamente ante el Consulado General de España en La Habana, y tuvo mucha
importancia para que le fuera otorgada visa para exiliarse con nosotros, pues
era mayor de edad.
Continúa...