En
mayo del 2002, la Fiscalía General decidió jugarse su última carta para
callarme de una vez y por todas; entonces me citaron a la Estación de la
Policía de mi pueblo natal, Abreus, donde me dieron a conocer que se me había
iniciado un Expediente de Fase Preparatoria por Denuncia No. 152-20 por el
Delito de Desacato, figura delictiva comúnmente
empleada por el régimen, contra los que disienten o reclaman sus derechos. Me instruyeron
que desde el año 1997 y hasta la fecha, después de la aplicación en 1996 del
Decreto Ley 164 a mi esposa, yo había expresado ofensas e insultos hacia
diferentes fiscales, como al Vice Fiscal General Lic. Rafael Pino Bécquer,
Jefe de la dirección de ayudantía, y a otros fiscales a los que había llamado
corruptos. Igual que a Luis Pablo Ibáñez Silva, Fiscal Jefe Provincial de
Cienfuegos al que llamé inmoral; y a la respuesta de Francisco Javier
Fernández Guerra, Director de Ayudantía la había calificado
como encubridora y su actuación prepotente y cínica; llamándolo mentiroso al
igual que al Lic. Rafael Pino Bécquer (actual Vice Fiscal General y Representante de Cuba ante
la Comisión de los Derechos Humanos de Las Naciones Unidas).
¿Por qué la Fiscalía General de la República dejó
pasar tan largo período de tiempo para acusarme, a pesar de mis constantes
emplazamientos en cada nueva queja, y sin ni siquiera haberle dado curso a la
Acusación contra el Fiscal General de la República, de noviembre, 2001? Continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario